Tus pies son importantes

 

El pie cumple una función esencial en el movimiento global de tu cuerpo. Todo contacto con el suelo comienza ahí.

Tu cerebro está especialmente atento a las sensaciones que llegan de tus pies. ¿Imaginas que un pie no cumpla su función al impulsarse contra el suelo?

¿Qué efectos puede tener esta disfunción en la pisada? Te lo contamos aquí.

La relación del pie con tus problemas de espalda

Como te comentábamos, la pisada va a tener mucho que ver, en el correcto funcionamiento del equilibrio de tensiones de los músculos que controlan la columna vertebral.

Imagina por un momento, una persona que cojea al caminar. Esa cojera no va a darse tan sólo en el desequilibrio en sus pies, sino que va a trasladarse a las rodillas, caderas y por ende, columna.

¿Te das cuenta del esfuerzo que supone para nuestro cerebro, mantener un cierto equilibrio en un sistema que colapsa continuamente?

En la mayoría de personas, que acusan problemas en diferentes regiones de la espalda, nos encontramos casi siempre con un escenario en el que uno de los pies es protagonista, es decir:

  1. Presenta excesiva rigidez. Tanto el tejido pasivo de la articulación como la musculatura local, tienen excesiva rigidez.
  2. Se observa una disminución de la capacidad de generar adecuadas fuerzas. Hay una disfunción muscular.
  3. Con la perspectiva adecuada, podemos percibir cambios en la distribución de la pisada.

Integrando los pies en el todo

¿Realmente son tan importantes tus pies?

La respuesta es sí. Y además, solemos no percatarnos de ello.

¿Porqué ocurre esto? Quizás sea por el desconocimiento de su importancia en el resto del funcionamiento biomecánico del resto del cuerpo. En todo caso, vamos a poner un ejemplo:

Imagina a María. Es deportista y sale a correr 3 dias por semana. María, además, tiene unos kilos de más y eso le hace sentir un poco más pesada de lo que le gustaría. Poo a poco se va superando y ha conseguido correr cada vez que entrena, 30 minutos sin descanso. 

¡Bravo por María! Pero desde hace un tiempo, no sabe porqué le molesta la espalda, sobretodo en la zona lumbas tirando a la cadera. Mucha gente le habla de un tal piramidal con la frase: «Eso va a ser el piramidal». De momento no está preocupada, aún puede correr y las molestias no le limitan en su día a día.

¿Cómo puedes entrenar el pie?

1. Mejora la propiocepción de tu pie de forma manual.

Para tu cerebro, va a ser mucho más fácil centrarse en el buen funcionamiento del pie cuando te centras sólo en él, de forma pausada y consciente. Lo bueno es que estas mejoras, se transfieren a actividades más automáticas como caminar o la carrera.

2. Camina descalzo.

Aprovecha las oportunidades que se te presenten para ir descalzo. De esta manera, aumentas la cantidad. y calidad de la información que va de los pies al cerebro. En casa, en la playa, en el césped, etc.

3. Conciencia corporal.

Para saber en qué pie puedes centrarte, puedes utilizar estas dos opciones:

  1. Pásate un dedo por la planta del pie, o la punta de un bolígrafo, y compara tu sensibilidad con respecto al otro pie. 
  2. Colócate en apoyo unipodal (a la pata coja) e intenta mantener el equilibrio vertical. ¿Dónde sientes más dificultad?

Sesión práctica para fortalecer el pie y sus sinergias con otras partes del cuerpo, como la columna vertebral.

Si quieres mejorar tu espalda comienza cambiando tu pisada

Como ves, hemos visto cómo puede afectarnos el no pisar de forma adecuada con uno de los pies. 

Además, hemos visto también cómo podemos entrenar nuestros pies de forma específica, para luego transferir esas mejoras a movimiento más globales y automáticos.

Y por último, te adjuntamos una sesión en la que uno de nuestros readaptadores, te guía con ejercicios para fortalecer y mejorar la función de uno de tus pies.

Nos despedimos con la siguiente cuestión: ¿Podemos integrar los pies, en los entrenamientos globales del cuerpo, en un modo mas manual donde fomentemos la conciencia corporal? 

Esto te lo presentamos en el siguiente post.